miércoles, 15 de noviembre de 2017

FACULTADES Y NOTAS DISTINTIVAS DE LA PERSONA Y SU ACCIÓN

FACULTADES DE LA PERSONA

FACULTADES DE LA PERSONA INTANGIBLES

Según (Rodriguez Guillen, 2015) manifiesta que:

  • El entendimiento es la facultad humana que permite pensar, de modo que su característica distintiva es la racionalidad. En cambio,
  • La voluntad es la facultad humana que permite querer, y lo propio de ésta es la libertad. A nadie se le escapa que ambas facultades y sus funciones, pensar y querer, no se dan en ningún otro ser vivo.
  • La afectividad es la facultad humana que permite tener sentimientos, emociones y pasiones. Se encuentra en un plano o «zona intermedia», psicosomática, en la que se unen lo sensible y lo intelectual, donde se producen reacciones psi- quicas, que son intangibles y fisiológicas, que son tangibles. Ante estímulos internos o externos se reacciona sentimentalmente, “una parte del alma».

FACULTADES DE LA PERSONA TANGIBLES

  • La corporalidad es la facultad humana más evidente, que se desprende del hecho de que todo ser humano constituye un sistema orgánico que es material, limitado y perceptible por los sentidos. Y como tal, se encuentra bajo la influencia de las leyes físicas, químicas y biológicas. Son precisamente las ciencias que responden a estos nombres las encargadas, entre otras, de explicar las leyes de la naturaleza corporal del ser humano. La persona es corporal, y su cuerpo es la base material que la hace merecedora del calificativo de «animal».


La persona es capaz de pensar, querer y sentir, tiene una dimensión espiritual que no tienen los demás animales, y esto hace de una organización algo más complejo de analizar que una maquinaria de individuos con fines comunes y tareas interrelacionadas.

NOTAS DISTINTIVAS


Según (Rodriguez Guillen, 2015) manifiesta que:

  1. 1.       La unidad de la persona y su acción, es una nota distintiva que se desprende de la inseparabilidad real en el ser humano de los dinamismos corporales, afectivos, volitivos e intelectivos. El ser humano, entendido como un sistema orgánico consciente y libre, sería uno de los sistemas más complejos de la naturaleza, dotado de distintos elementos inseparablemente unidos e interrelacionados.
  2. 2.       La singularidad de la persona y su acción es otra de sus notas distintivas, consecuencia de la íntima unión de todas sus facultades, materiales e inmateriales, que la hacen capaz de modo único e irrepetible, de ser consciente de sí misma (entendimiento), dueña de sus actos (voluntad) y con una capacidad exclusiva de sentir la realidad (afectividad). La singularidad se apoya en la realidad de la inseparable unidad entre las dimensiones tangibles e intangibles, o como dirán los clásicos, en la condición del ser humano de espíritu corporal, o de cuerpo espiritual.
  3. 3.        La tendencialidad de la persona y su acción, como nota distintiva, hace referencia a que el comportamiento humano está orientado a uno o varios fines.
  4. 4.       La perfectibilidad de la persona y su acción constituye otra de sus notas distintivas, pues el ser humano es capaz de crecer no sólo en el plano corporal, sino en el de todas sus facultades: adquiriendo nuevos conocimientos, nuevos hábitos y nuevos sentimientos. Desarrollando, en definitiva, todas las potencialidades que le ofrecen sus facultades. Siendo capaz de ser mejor como persona, de ganar en calidad humana.
  5. 5.       La relacionalidad de la persona y su acción es la última de las notas distintivas que se analizarán aquí, y que se deriva de la condición del ser humano como sistema abierto, esto es, de la capacidad que posee la persona para estar en continua interrelación con su entorno de un modo peculiar. La persona no sólo es tendencial, no sólo busca lograr cosas, sino que puede manifestarse con su acción, salir de sí misma y dar a conocer su intimidad, darse ella misma con su obrar. Se trata pues de un «animal relacional» capaz de manifestar hacia el exterior su singularidad, sus pensamientos, sus deseos y sus sentimientos. Capaz de dar, y de darse, cosa imposible para otros seres

Referencia

  1. Parra, M. G. (2008). Etica en las organizaciones (Primera ed.). México: Pearson.

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